Alila villas Uluwatu es un hotel verdaderamente imponente. Cuando llegué lo único que deseaba era atravesar su entrada y sus pasillos geométricos de piedra blanca por donde entran rayos de sol matizados y acercarme a los cubos de madera que parecen estar suspendidos en el aire sobre el acantilado.
La arquitectura me deja realmente sorprendida y tardo algunos, largos minutos, en poder retroceder y atender a la persona que me está esperando para acompañarme a nuestra habitación. Agua, madera y piedra forman un todo. Estoy sobrepasada! El motivo: demasiada perfección.
Tras analizar el diseño detenidamente y la personalidad de este hotel, tras prestar atención en la solidez de sus muros de piedra laminada y el contraste con la ligereza de los cuadrados de madera alistonados atravesados por aire, viento y brisas, me pongo a pensar que Uluwatu puede ser mucho más que surf y grandes olas. Desde aquí domino el océano, su oleaje y su horizonte; trazando linea recta, podría nadar y alcanzar Australia. Me asomo y las vistan son espectaculares!!
… Sin duda estos cubos de madera son el sello de este singular hotel, y tras pasar unos días me doy cuenta que cobran un sinfín de utilidades. Desde ellos se puede pasar horas observando las vistas tomando algo, durante el día se destinan para descansar, dormir o leer en sus cómodas daybeds, y al caer la noche algunas de ellas ser preparan con una mesa para dos suponiendo privacidad máxima e insólito romanticismo! Son como terrazas sobre el mar.
La piscina es maravillosa, realmente muy singular. El color del agua consigue alguno de los infinities más escalofriantes provocando que la experiencia de bañarse en ella represente un alto porcentaje de felicidad durante la estancia.
… aun así cada habitación tiene su propia piscina, a la vez que su propia estructura de madera. Todo está pensado para que no necesites nada fuera de tu habitación, ni tan siquiera el placer de seguir regalando a tus ojos tanto diseño.
Las villas son espaciosas y desde todas ellas se obtienen vistas. Me impregno sobretodo de la luminosidad que hay en ellas, del uso del color blanco presente en el suelo, paredes y techo, toallas, tejidos y sábanas. Se respira pulcritud, frescura y fragancia, todo lo que me pide el cuerpo durante el día! … sin embargo al caer la noche la ligereza proviene del olor a tuberose en cada esquina y de las tenues bombillas que iluminan habitaciones y estancias comunes.
… llegó el momento de cenar…! El restaurante occidental tiene mesas y sillas de un diseño que me apasiona, y el restaurante de cocina indonesia una mesa de madera de un solo tronco de más de doce metros de largo (me contaban que para moverla hacen falta más de cincuenta personas!). Ambas propuestas me permiten cenar mirando al mar; hay que probarlo todo estos días!
Después del retiro en este osado hotel de puro diseño y belleza, me doy cuenta hasta dónde puede llegar la excelencia. También le doy vueltas sobre cómo el trabajo de los mejores profesionales dedicados al estudio de la comodidad y del mundo del placer se han unido en este caso para presentar una puesta en escena donde todo está pensado. Cada ángulo, cada esquina, cada olor, cada palabra, cada sabor está pensado. Llegado este momento, conectas con todos los sentidos de tu cuerpo y te dejas llevar para ser solamente cuidada.
… No nos engañemos, Alila Villas Uluwatu es sencillamente un auténtico retiro!
– tengerenge
