Este departamento francés vive en armonía entre ríos, castillos medievales e iglesias del s.XIII.
Es una zona ideal para hacer excursiones a pie o en bicicleta, bañarse en ríos durante la temporada de verano o pasear por pueblos antiquísimos de piedra y hortensias. A través de estas actividades se llenan los días aquí, sin olvidar cruzar los puentes de piedra que se alzan sobre los ríos con muchísimos años de historia.
Balazuc, Vinezac, Largentière, Chassier, Labeaume, Voguè…., son algunos de los pueblos más bonitos del sur de Ardèche. Fácilmente te teletransportan a la edad media. Uzès, con su río Ceze, es también un pueblo precioso e interesante para visitar. Éste tiene más de mil años y conserva sus plazas y adoquines de piedra, motivo por el cual no tienen acceso coches ni vehículos siendo completamente peatonal.
En Barjac (Gare) está uno de los mercados de antigüedades más importantes de la zona, donde cada año en Semana Santa y el 15 de agosto hacen un déballage durante una semana completa. Dicen que éste, junto con l’Isle-sur-la-Sorgue, son los dos mercados más importantes del sur de Francia.
En Ardèche la vida es espartana, campestre, y se mantiene alejada del esnobismo de la vecina Provence o de la Cote d’Azur.
De camino a Labeaume hay un desfiladero asombroso de rocas inmensas que parecen estar recortadas tras el mejor diseño. Parece que con el tiempo han formado un cañón y asomándote entre las arcadas de puentes de piedra que han preparado para que pasen los coches se puede divisar el río verde en la parte baja.
Todo ésto parece muy tranquilo, pero hace dos años, muy cerca de aquí, dos hombres y una mujer que practicaban senderismo encontraron por serendipity una caverna de más de 36.000 años de antigüedad. Desde entonces, visitar la caverna Pont d’Arc o la grotte Chauvet se ha convertido en una atractiva excursión para los amantes de pinturas rupestres. Declarada patrimonio nacional por la Unesco se considera la gruta más antigua del mundo.
En Uzer aguarda un maison d’hôtes muy especial donde dormir. Éste se adueñó de un castillo del s. XV y tras ser rehabilitado mantiene la esencia de su esplendor. Chateau d’Uzer es un lugar idílico donde pasar unas noches, comer bien y descansar entre inmensos árboles centenarios.
– tengerenge
