La Paz impresiona por su orografía, por su localización, por su altitud y por ser una urbe completamente singular.
Está ubicada en una depresión como si se tratase de una gran caldera donde sus paredes están superpobladas de un sinfín de construcciones a medio terminar completamente deficientes; viviendas bien humildes. El paisaje impresiona muchísimo, sobretodo por el contraste entre las laderas de esta valle y el centro de la ciudad, que, premiado por mejores condiciones climáticas, se ubica en la parte baja de esta gran caldera.
Tras aterrizar en el altiplano, donde se enclava el aeropuerto a 4100m de altura, se destina un largo rato descendiendo en coche hasta llegar al centro. Por la noche las vistas son bonitas y las luces te ayudan a hacerte la idea de la inmensidad de esta ciudad andina. De día, se aprecia también la vida cotidiana y el volumen de construcciones inacabadas de los lugareños, que al parecer deciden no finalizar para librarse de impuestos.
Se dice que La Paz es «la ciudad que toca las nubes»; es cierto que es la urbe con mayor altitud del planeta. El teleférico que decidieron construir hace algunos años, no muchos, para conectar El Alto con los diferentes barrios de la ciudad te coloca en una panorámica impresionante donde se unen las nubes con esta singular ciudad poblada de orgullosas cholitas que ratifican la identidad de la raza. Las vistas son magníficas….! Tuvimos que hacer algún transbordo pero decidimos hacer todo el recorrido desde el aire como primera toma de contacto con la ciudad. Desde los asientos del teleférico se siente como la altura hace estragos en los oídos y los pulmones y como la temperatura desciende según te elevas hacia El Alto.
Hasta ahora nunca había conocido una ciudad desde un teleférico, desde donde tener la interesante perspectiva de su grandioso tamaño, de sus valles, de sus formas y de sus tejados!
Me encantó pasear y dejarme encandilar por el mercado Rodríguez. Los mercados siempre me parecen representativos de una ciudad y también una forma de acercarme a las mujeres que venden sus productos a través de conversar con ellas y comerciar alimentos. Esta vez compré algunas ramas de aromática canela, también ajos y ají, una variedad autóctona del chile, rabiosa y picante donde las haya, pero responsable de aportar la chispa de la vida a ordinarios platos del día a día. Las verduras aportan el colorido más variopinto, la gran variedad de patatas ocupa casi media calle (en Bolivia se registran más de 500 variedades!) y una sola mujer se maneja para venderlas sin despistarse entre todos sus nombres, y las frutas tropicales de Los Yungas aportan al mercado el exotismo propio de los países cerca del ecuador.
La calle Jaen es la calle colonial mejor conservada, es bonita y guarda el estilo de cuando estuvieron los colonizadores. En ella existen importantes museos que resumen la historia e identidad nacional,… y la Calle de las Brujas es un escenario de mitos y leyendas, de múltiples historias donde se encuentran amuletos, talismanes y objetos tradicionales, a menudo comprados como remedio para los males. Se exponen también plantas curativas, artículos de lucha contra los malos espíritus presentes en la cosmovisión aymara, y fetos de llama que, según me dijeron, ofrecen protección de vida.
El atuendo tradicional de las indígenas bolivianas, las llamadas Cholitas, cobra todo el protagonismo en esta ciudad. Se dejan ver en sus calles vestidas con sus polleras o faldas de cinco enaguas, sus bombines, sus mantones de lana y sus trenzas largas y apretadas que si se amarran con lana de llama, nos indican que están casadas.
El Valle de la Luna regala un curioso paisaje que había pertenecido al fondo del mar… Los movimientos geológicos están presentes en muchos lugares de este país!
Sin duda, mi hotel de referencia en La Paz es el Hotel Casa Grande. Su servicio es impecable y la comodidad que ofrecen sus habitaciones son imprescindibles para un buen descanso tras un duro día descubriendo esta estimulante ciudad. Limpio, confortable y con un personal amabilísimo dispuesto a ratificar la cordialidad de los bolivianos, me he sentido muy a gusto hospedándome en esta moderna propiedad. La piscina climatizada y demás servicios colaboran en arropar tu estancia, junto con el restaurante, donde la carta ofrece excelentes platos y productos y donde los desayunos por las mañanas son espléndidas puestas en escena de lo que representa empezar un día energéticamente. Por último, en la octava planta encontraremos el bar más cool de toda la ciudad para tomar copas por la noche!
Y, tras tantos inputs y dispares matices propios de esta ciudad, recomiendo cerrar el día cenando en Jardín de Asia, un sensacional restaurante en el barrio de Calacoto centrado en cocina asiática con influencia amazónica y andina, donde con suerte encontrarás espacio en el interior de estas gotas de agua elaboradas de duro yute.
La Paz es una parada obligatoria en tu viaje a Bolivia! ..un país donde la globalización no ha llegado, donde las costumbres se mantienen y donde hay un tremendo respeto hacia la identidad de sus gentes.
– tengerenge
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One Comment on “Ciudad de La Paz, autopista hacia el cielo. Bolivia”
Denisse Handal
abril 20, 2015 a las 8:34 pm
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