Hospedarse en Villa Idanna, uno de los mejores secretos guardados de Bali. Indonesia

Villa Idana

 Villa Idanna es un retiro en una maravillosa casa particular en la zona más virgen de Bali. Alojarse en ella representa una divertídísima opción para vivir la isla durante unos días alejándonos del convencional formato «hotel» y sentirnos como si formáramos parte de ella, dejándonos llevar por sus excelentes servicios y cercanas experiencias.

Cuando llegas a Villa Idana entras en modo contemplativo. Su aislamiento la hace única…, a ella no le interesa pertenecer al bullicio ni al turismo de la isla por lo que permanece aquí, en medio de la naturaleza, frente al volcán Agung, en paz y silencio. Las vistas son realmente preciosas, capturan el juego de volúmenes de montañas, terrazas de arroz y palmeras, por ello aquí se conecta con la parte más rural de Bali, con sus tradicionales pueblos y la vida de sus gentes.

Realmente quedo sorprendida por la elegancia de esta casa. La arquitectura y su sencillez le prometen una dignidad inigualable confirmándome una vez más «la elegancia de la ligereza». Pertenece a 1930 y es propiedad de la escritora italiana Idanna Pucci, …no me cabe duda que este lugar representa sólida fuente de inspiración mientras escribe. Durante sus largas temporadas en Europa, ella alquila su residencia, y ésta la  gestiona Alila Hotels & Resorts. La generosidad de expandir su morada proyecta a otros la suerte de vivir algo tan especial.

Es una casa abierta, tropical. Los ventanales no tienen cristal y te obligan a capturar la belleza de las montañas provocando a la vez la circulación de la brisas. El suelo es verde suave, no me puede gustar más su tonalidad tila! menuda identidad! El ambiente es muy natural, sosegado y sin sofisticaciones.

Retrocedamos a mi llegada… Tras un holgado recorrido en coche entre densa vegetación y palmeras, por fin llego a Villa Idanna donde un entrañable balinés, Budiasa, nos recibe amablemente. Él es quien se ocupará de nosotros estos días, quien nos aconsejará en nuestros senderismos, quien nos organizará nuestra clase de yoga bajo la sombra del porche, quien asaltará a nuestros gustos para saber lo que vamos a querer comer estos días… Cuando Gery subió y nos dio una clase de yoga frente al volcán el misticismo salía por las ventanas de la casa! 

Disfruto de este tiempo con él planeando la estancia pero no puedo resistirme y le ruego una pausa para poder inmortalizar con mi cámara las fotos del volcán antes de que anochezca. Esta casa es un primor! La iluminación por la noche es cálida, muy serena….tengo que seguir fotografiándola. El cielo es una cúpula de nítidas estrellas sin polución y junto al silencio, a lo lejos se escuchan los cantos de una mujer hindú…. Me siento conmovida!

Empieza a ser tarde, sin embargo la piscina verde esmeralda coronada de negra piedra volcánica me grita para zambullirme! Pensándolo bien, primero es mejor cenar…, cuánta intensidad! Nuestro chef balinés, nos ha preparado una sopa de vegetales bastante especiada seguida de un curry de pollo acompañado de verduras con coco. Budiasa me ha dicho que en Villa Idanna, todo lo que vamos a comer es cocina indonesia; ésto y otros matices de la experiencia de alojarme en una villa privada esta vez, provocan sentirme más cerca de la isla, tal vez más de lo que puede ser a veces un hotel convencional. Aquí todo es muy especial.

La tranquilidad está en todas partes, incluso el staff camina siempre descalzo para no hacer ruido…, en realidad aquí los zapatos no tienen ningún sentido además de ser una estancia relajada y poco sofisticada. Todos ellos están comprometidos en hacer de tu estancia un paraíso de descanso siempre mostrándose amables y diligentes en sugerir actividades para hacer alrededor.

sonriente staff de Villa Idanna

sonriente staff de Villa Idanna

 

 El trayecto hasta llegar es estrecho y sinuoso, y se atraviesan valles, montañas y terrazas de arroz. Cada tanto asoman columnas de humo blanco como resultado de quemar la tierra para regenerarla y lentamente éste se mezcla con el naranja del sol del atardecer, siempre sobre fondo verde de palmeras.

Atarvesamos un pueblo que celebra su tradicional ceremonia sagrada y tenemos que detener el coche sin poder avanzar, pero me encanta la circunstancia y bajamos del coche intentándonos mezclar entre todas sus gentes que se han vestido de blanco y naranja para celebrarlo. Moustika, nuestro conductor, insistió en cambiar de ruta pero le pedimos que apagara el motor y nos dejara contemplar la mística ceremonia y su insólita filarmónica.

… Una de las tardes, Buidasa nos guió en la aventura de un trekking por los senderos más recónditos. Con sus bambas y su mochila cargada de agua fresca iniciamos un camino de tres horas a pie (yo no pensé en traer deportivas a Bali por lo que lo hice con sandalias; … a pesar de picadas de enormes hormigas en mis pies, superé el camino). Durante el trayecto vimos piñas y vainilla salvaje, clavo de especia, túneles de bambú, cacao y arañas enormes! Entramos en la casa de una mujer que fabricaba hilo y nos enseñó su cocina, y andamos durante kilómetros sobre la acequia que riega los arrozales viendo a miles de niños disfrutar tomando baños en ella. Fue una tarde maravillosa.

Los días han transcurrido aquí de forma completamente excepcional, diferente a cualquier viaje tradicional. Hasta ahora nunca había tenido la experiencia de alojarme en una casa privada por lo que la experiencia ha sido única! A Villa Idanna la llaman «the house of the hill», … retirarse en ella unos días es una opción perfecta para descubrir el interior de Bali y sentirse parte de él.

– tengerenge

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