La Laguna de Bacalar es una laguna de agua dulce de 42km de largo en el interior del estado de Quintana Roo, situada a 30m de Chetumal y a 2h de Tulum. Es conocida como La laguna de los siete colores por las distintas tonalidades del agua según su profundidad, aunque mayormente predomina el color cristalino lo largo y ancho de toda su superficie.
Es sabido que a este lugar acuden monges y celebridades espirituales de todo el mundo atraídos por la energía que se respira. Lo cierto es que cuando te encuentras en ella es fácil experimentar que se trata de un lugar especial, dueño de una magia que cautiva desde el momento en que se llega y donde se respira una energía exageradamente pacífica.
Akal-ki es un hotel, o más bien un centro holístico, situado a orillas de la misma laguna. Es sin lugar a dudas un lugar de referencia para ser hospedado en la zona, no sólo por su servicio tal como bien indica su globalizador nombre «holístico», si no por su excepcional ubicación y por la experiencia gastronómica que ofrece su restaurante sobre la laguna. Desde el momento en que uno se encuentra dentro de la propiedad, tras haber atravesado la verja de entrada se suceden inmediatamente setecientos metros de terrenos con cultivos de frutas y vegetales a ambos lados del camino por el que se conduce, alimentos orgánicos que tendrán destino directo a la cocina para ser ofrecidos en la meticulosa carta del restaurante. Al finalizar el recorrido en coche, la llegada es sobreacogedora cuando uno se topa de frente a la laguna, quedando hechizada la vista por su belleza y su poderoso color curativo.
Entre algunas actividades del hotel está la práctica de yoga y meditación y un sin fin de terapias holísticas para el cuidado de uno mismo y el bienestar físico, tales como tratamientos faciales, baño Temazcal y sonoterapia entre otros. También están a disposición algunas embarcaciones y el servicio de una barca para descubrir la laguna, su Isla de la aves, sus estomatolitos (piedras vivas), sus cenotes y el canal por el que entraban los piratas.
Akal-li tiene algunas de sus cabañas sobre el agua con acceso directo a la laguna y todas las zonas comunes dispuestas bajo palafitos ofreciendo también un baño directo, con balancines y cómodos sofás para sentarse y observar las sanadoras vistas.
La distancia que lo separa del pueblo es muy corta, un recorrido de sólo cinco minutos en coche. El pueblo de Bacalar había sido una población comercial importante en tiempos de los Mayas para el intercambio de mercancías de Centroamerica. Todavía hoy se puede visitar el fuerte de San Felipe construido por los españoles en el s.XVIII para defenderse de los piratas ingleses y holandeses que amenazaban la costa.
Pasear por el pueblo es agradable, sobretodo al oscurecer donde la vida se concentra alrededor de la gran plaza colmada de vendedores de cuarzos y piedras de todo Sudamérica. Para cenar recomiendo el restaurante La Playita, junto a la orilla de la laguna.
Después de pasar varios días en Akal-ki abandonamos Bacalar para dirigirnos a la zona arqueológica de Calakmul en mitad del trayecto a Palenque. Calakmul se encuentra a 60km selva adentro tras un desvío abandonando la carretera principal. Este lugar donde se encontraron ruinas es absolutamente inhóspito y aunque aparentemente uno se sienta rodeado de pura selva, estudios aéreos topográficos confirma que alrededor se encuentran más de seis mil yacimientos mayas más enterrados y devorados por la vegetación de la selva. Lo que más me ha llamado la atención de todas y cada una de las edificaciones mayas es el perfecto conocimiento que tenían sobre la luna, los astros y las constelaciones. Construían bajo una matemática perfecta ensamblando el cosmos con su arquitectura, bajo un conocimiento total de la astronomía. Sabían que cuando la luna coincidía con la circunferencia perforada de sus principales edificios de piedra era momento de sembrar. Lo mismo con la luz de los solsticios y los equinoccios indicándoles que llegó el momento de cosechar o de cualquiera que fuera la tarea que les marcara el calendario. Calakmul es fascinante por su ubicación y por la gran ciudad maya perfectamente conservada. Recomiendo contratar a un guía para ir acompañado y poder obtener toda la información. Durante la visita hay monos sobre los árboles y no se recomienda abandonar ninguno de los senderos marcado por peligro a picaduras de serpiente (varias son mortales y no poseen antídotos, ni dentro ni fuera de la selva).
-tengerenge