La cascada del Yunque. Baracoa, Cuba oriental

el Yunque

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Baracoa es vírgen. El Parque Nacional de Alejandro de Humboldt también. La montaña del Yunque con su loma plana está presente desde cualquier ángulo y Rafael, profesor, geógrafo, biólogo, ecologista y amante de su tierra nos ha comunicado la maravilla de llegar hasta su cascada. …Cuando se desea conocer lugares inaccesibles hay que tener predisposición para andar.

El sol aprieta y el trayecto es largo pero el canto del Tocororo y otros pájaros de la zona hacen más llevadero ir sorteando las enormes piedras de río durante el camino, aunque no me libran de tener que cruzar sus aguas poniendo a prueba la mayor destreza para no mojar mis enseres!

Valió la pena llegar. Estamos solos, no hay absolutamente nadie. Rafael nos dice: «bañaros! ésto es vuestro», … Hoy el nuevo lujo es solo tiempo y espacio.

Escalamos la pared de piedra y lo que vimos arriba era todavía más hermoso que lo que hasta ahora habíamos visto! Aguardaba una poza muy poco profunda de agua cristalina y fondo claro, agua pura y mucha vegetación. Hubiese pagado por fotografiarlo pero mi cámara estaba al otro lado, con Rafael. Hay momentos en que todavía es más bonito que sea ojo y mente quien capture un momento, por encima de un aparato que no siente, ni huele, ni respira, ni vibra; y sentir que guardas lo que pudiste ver como un secreto, recelosa de recuerdos. Tesoros archivados. Nadie me quita lo que vi. Fue un regalo.

De regreso, mojada por este agua tan dulce y pura, encontramos una casa hecha de troncos de palmera y tejado de hoja de palma. Sus propietarios nos invitan a entrar y comemos con ellos las frutas que nos ofrecen; observé que en su parcela cultivaban piñas. Cuando estoy en el interior de la casa la brisa corre con desahogo y mi cuerpo se seca; ahora entiendo por que construyen las fachadas separando ligeramente los maderas horizontales. La vivienda no puede ser más sencilla pero riquísima la conversación que mantenemos y la fruta que nos comemos. La vegetación que rodea esta casa es idílica…, bajo la sombra de un enorme mango la vida de esta familia transcurre sin grandes ambiciones, con conformismo de vida y aceptación, pero conectados enormemente con las fases de la luna y la naturaleza, lo cual me confirma que son más ricos que yo.

Les dejo dentro que conversen mientras el hombre trata de convencer a mi marido para que se quede a vivir con él, guajiros los dos, y le haga burdas sus manos enseñándole los trabajos del campo (le oigo decir: «a tu mujer todavía le gustarás más»). Mientras, G se esfuerza en sacarle la idea de la cabeza, yo mientras fisgoneo los alrededores de la casa, sus cultivos de piñas, entro en la cocina, observo los cocos en el suelo, el césped en la entrada y la armonía que hay aquí. Me quedo con todo… (este paisaje siempre puede servir cuando me cueste conciliar el sueño en occidente).

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De regreso, encontré a una mujer lavando fruta en el río. Me gustó la estampa y los colores.

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– tengerenge

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