Lady Elliot es el hogar de las mantas rayas en la gran barrera de coral, pero también la morada de muchísimas especies marinas. Es la primera isla del trópico de Capricornio (la parte sur de la Gran Barrera) y su estratégica localización la convierte en un santuario de vida marina donde convergen más de 1.200 especies.
Al ser un outer reef has de tomar una avioneta para llegar -cuarenta minutos de vuelo avistando ballenas a gogó- y aterrizar en una pequeña pista de hierba. Mientras nos acercábamos sobrevolándola, desde lo alto podíamos ver enormes mantas rayas nadando alrededor del arrecife, y también las cabezas de las tortugas asomando para coger oxígeno!
Estar unos días aquí es más una actividad que pasar unos días en un hotel como tal, y escogimos este lugar por varias recomendaciones y por que, tras lo dañada que está la gran barrera por el ultimo ciclón y el bleaching que hubo por las demasiado altas temperaturas, aquí se encuentra una de las zonas de coral más sano de la Gran Barrera de Coral.
Nadie viene a Lady Elliot para encontrar comodidades o grandes habitaciones con televisión, si no para estar 24h de la mano de biólogos marinos y estudiar la vida oceánica, para tener encuentros con delfines, tortugas, tiburones y mantas y cantidad de preciosas criaturas, para bucear sobre inmensas plataformas de coral de colores y no poder parpadear bajo el agua. Y para estar sin wifi! pues es un hotel respetuoso, sostenible e integrado. Sus instalaciones son muy básicas y claramente, no es pretencioso, ni pretende serlo.
La marea sube y baja cada día según el momento, y de ello se te informa cada mañana para aprovechar las horas de poca profundidad en la laguna y poder explorarla con bastones, zapatos adecuados y las explicaciones de una bióloga que te dará a conocer las hermosas y extrañas criaturas marinas que viven aquí. En cuanto sube la marea, el agua crece y entran muchísimas tortugas en la laguna; entonces es cuando se está preparado para cambiar los zapatos por patos, gafas y tubos y nadar con ellas muy de cerca -aquí viven seis de las siete especies de tortugas que existen en el océano!-.
Cada día nadábamos también fuera del arrecife, donde encontrábamos peces de mayor tamaño o simplemente diferentes especies que no se pueden avistar en la laguna. Alrededor del cayo están localizados diferentes puntos para hacer snorkel o botellas y nadar en ellos depende de las corrientes; coral gardens por ejemplo es un paraíso de corales y millones de peces de colores. Mis tres hijos nadaban impresionados a nuestro lado sin poder sacar la cabeza del agua, comunicándose con nosotros señalando todo lo que les pasaba por el lado; una experiencia única mientras a la vez, escuchábamos a lo lejos el canto de las ballenas bajo el agua. Otro día, la bióloga marina nos acompañó en barca a una zona donde los fondos son de arena y regentan enormes mantas raya. Nos tiramos al agua sin dudarlo y pudimos nadar con ellas, a la vez que con un tiburón que las acompañaba, tortugas y algunas curiosas e inofensivas medusas transparentes con un filamento interior violeta en forma de espiral. En realidad los únicos peligros que hay aquí son el sol, el pez roca y unas caracolas con forma de cono que disparan dardos venenosos si las coges!
A lo largo del día se van impartiendo pequeñas presentaciones en su Reef Education Centre, donde biólogos marinos te instruyen en el medio ambiente marino. Mis hijos acudían deseosos todos los días para aprender sobre la conservación de los tiburones, aprender a distinguir los diferentes tipos de tortugas que luego veían mientras nadaban o escuchar la presentación de las mantas raya o de las ballenas jorobadas que avistábamos continuamente desde la orilla. Una noche nos mostraron la isla con linternas para ver animales nocturnos y bajo la luna nos dieron a conocer la historia de las familias que vivieron en esta isla cuidando el faro desde finales de 1800.
Tuvimos la suerte de coincidir con una científica marina de National Geographic que estudia la conservación del coral en Lady Elliot y ella fue quien instruyó a mi hijo adolescente en su primera inmersión con botellas y quien descendió con él para mostrarle los corales y la vida marina tan maravillosa de este lugar.
Hubo un tarde que terminamos de bucear coincidiendo con el atardecer, y nos quedamos en la playa para contemplarlo con los trajes de neopreno todavía mojados pero sin importarnos. El cielo rosa estaba cubierto de millones de pájaros volando, jamás habíamos visto algo parecido! Al parecer, eran las aves que volvían a la isla tras haberse alimentado de peces fuera del arrecife. Fue increíble el espectáculo! la cantidad de pájaros que cubrían el cielo coincidiendo con el enorme sol naranja escondiéndose en el horizonte. Entendí entonces el motivo de los tapones en nuestras mesitas de noche…! Agradecida sin embargo de no habérmelos puesto, pues de lo contrario no me hubiesen despertado sus ruidos y no me hubiese estado despertando a las 6am de la mañana para andar la vuelta a la isla, precioso regalo premiada por el silencio, la soledad y la paz al amanecer en este cayo de coral.
-tengerenge
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