El Museo del Oro en la ciudad de Bogotá es fascinante. Su colección ha sido declarada Monumento Nacional y considerada como la más importante del mundo en su género.
Las piezas que se exponen son una maravilla,.., cerámica, piedras preciosas, colgantes de oro, máscaras, brazaletes… Oro por todas partes, en cada vitrina. El oro representaba el sol para los precolombinos. Las piezas son verdaderamente asombrosas, están trabajadas con tanto detalle que todavía están vivas. Su material las hace gobernar todas y cada una de las salas por donde paseamos, perplejos antes sus vitrinas.
Un buen museo es el que ensalza todavía más las obras que representa; en este caso, la confluencia de varios factores enfatiza todas ellas. La iluminación toma una posición de discreción para dejar que sea el oro el que brille e ilumine en las salas, y las piezas están sujetas por invisibles recursos haciendo parecer que se mantienen ingrávidas frente a tus ojos; la ligereza es atractivísima. Una vez más, la ligereza es una clara forma de elegancia.
La experiencia de la sala circular me puso la piel de gallina, qué estructura tan diferente y creativa de dar forma a un museo! … nos hicieron pasar a un espacio redondo, completamente a oscuras. Cantos indígenas envuelven la estancia, y al poco rato interfiere el sonido del agua propio de cuando algo se deja caer sobre ella…., éste representa la resonancia de los abalorios de oro que sus hombres dejaban caer en el lago del centro del volcán como ofrenda a sus dioses …Entretenidos entre cantos y la sonoridad del agua, de pronto las oscuras paredes recobran vida a través de una inestable iluminación que provoca intensos destellos en el oro, iluminación excéntrica que viene y se va dejando entrever e insinuando la mayor asombrosidad en las paredes….. … y de pronto veo que los 360ª de la estancia están cubiertos de cientos de trabajadas piezas de oro pertenecientes a una época de Colombia; cada pieza contando una historia. La experiencia provoca particular asombro.
… «en el pensamiento indígena los principios naturales y sobrenaturales están en equilibrio. Hay hombres y también mujeres, a la sombra sigue la luz, a la lluvia la sequía, a lo silvestre se opone lo domesticado, y al mundo de arriba el de abajo. Cuando el equilibrio se rompe, sobreviene el caos; fuerzas incontenibles se apoderan del universo, amenazan con el desorden y el terror. Entonces los hombres sabios intervienen para devolver el orden al mundo; por medio de las ofrendas sagradas, restauran el equilibrio y hacen que la vida siga su curso».
– tengerenge