Es octubre y el viento del norte, el cierzo, azota con frío en nuestras caras. Desde lo alto del caballo los paisajes se ven todavía mas bonitos. A los almendros ya solo les quedan las hojas, que empiezan a estar amarillas para luego caerse, y entre todos ellos todavía se puede ver a un tardío campesino recoger con sus redes las últimas almendras. Me hubiese encantado virar a mi caballo hacia la izquierda para atravesar el cerro y llegar hasta él pero los que conocen esta zona saben que las herraduras no son buenas amigas del mantenimiento de los campos.
La ruta no es larga pero suficiente para contemplar los paisajes de esta zona, cercanos al puerto de Tortosa-Beceite. Durante el trayecto dejamos a los lados matas de avellanas y también olivos; la zona es rica en sabrosos aceites y sus troncos robustos, fuertes y sanos, son buena prueba de ello.
Lo cierto es que los caballos nunca fueron mi mejor medio pero para los más especializados, la Hípica MB situada en el pueblo de Cretas, organiza rutas a caballo de un día entero. Durante el trayecto las vistas son magníficas; se cruza hasta siete veces el río Algars, con la posibilidad de bañarse en él en temporada de aguas, se atraviesan arboledas y un coche de apoyo llevará la comida hasta el mejor lugar para descansar, recobrar fuerzas y satisfacer un merecido reposo. Tras ello, solo hará falta regresar y ver los paisajes con otra luz.
… Me hablaron también de la posibilidad de paseos nocturnos, rutas a caballo de dos horas en negra noche. Al caballo no le importa pues ellos solo ven en blanco y negro pero para su jinete supone una experiencia mágica bajo un cielo de estrellas por la baja contaminación en Matarraña. Si coincide con una noche de luna llena habrá algo de luz natural, de lo contrario bienvenida sea la oscuridad, y el silencio.
– tengerenge