Recorrer el Camino de la Muerte en bicicleta. Quien dijo miedo? Los Yungas. Bolivia

Los Yungas

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Los Yungas

Nunca pensé que podría disfrutar tanto de un paisaje subida en una bicicleta!

El reto era estimulante, y probablemente algo tenso. Se trata de empezar el descenso a 4650m de altura hasta llegar a Coroico, zona amazónica de Bolivia a 1500 msnm; atravesando así Los Yungas pedaleando al borde del abismo.

Abismo? … bien, el recorrido es de un solo carril para dos direcciones. A un lado, altísimas montañas pobladas de bosque tropical y cascadas, y al otro, inmensos precipicios verticales de más de 800m. Despeñaderos escalofriantes que te obligan a colocarte en señal de alerta con cierta ansiedad; aquí no te puedes despistar ni un segundo, ni te puedes dejar abducir por la exquisitez de los paisajes que con facilidad te absorben. Hay que estar tremendamente concentrado.

… las normas del Camino de la Muerte dicen que, si en sentido contrario viene una furgoneta, la bicicleta debe dejarla pasar colocándose en el lado del acantilado. Aquí han muerto muchísimas personas, coches que se han precipitado en los desfiladeros, gente haciendo el recorrido en bicicleta, personas fotografiando las vistas al borde de la sima y por supuesto, cientos de esclavos paraguayos que fueron obligados a construir esta sinuosa carretera en 1930 para conectar la ciudad de La Paz con Coroico, y así poder abastecerlos de jugosa fruta tropical. Célebre por su peligro extremo y el número de muertes en accidentes  (un promedio de 100 al año) se ha bautizado como el camino más peligroso del mundo.

Contratamos a Gravity, la empresa de ciclismo más recomendada de Bolivia, con buenísimas bicicletas de importación, frenos hidráulicos y buena suspensión. Nos abastecieron de cascos y trajes enteros para combatir el frío a 4600m de altura en el inicio del descenso, y nos acompañaron tres guías durante toda la jornada de aventura: uno marcando la ruta, otro en medio y uno cerrando. Mauricio, uno de los guías está formado en emergencias médicas, sin embargo, durante la preparación y puesta a punto, no me salvó nadie de firmar un documento donde me hacía responsable de mi propio riesgo… glups…, no fue fácil, estuve al borde de abandonar y volver a puerto seguro, pero cierto es que no podía perderme la maravilla de pedalear entre grandes valles y montañas con altísimas cascadas de algunas de las aguas más puras de todo sudamérica.

A 4600 metros de altura cuesta respirar. Hay poco oxígeno y las montañas están desprovistas de árboles y muestras de vegetación. Tras hacer una ofrenda a la Pachamama vertiendo alcohol de 96º al suelo y a la llanta de la bici para implorar protección durante la desafiante jornada, y seguidamente dar un trago, nos entregamos a la aventura para descender 3600m de desnivel en 64km de recorrido. Ello nos ocupó unas casi 6 horas, ocupadas por la vivencia más estimulante que he tenido en años; paradójicamente a lo que puede parecer, un paseo por las nubes.

En un principio las montañas era negras, muy oscuras, en momentos sentía que pedaleaba tocando el cielo. Tierra rica en minerales.

camino en bicicleta desde La Paz

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 Tras ir dejando el camino con pequeñas primeras muestras de vegetación, plantas, árboles, luego helechos y cascadas, abandonamos el asfalto para entrar en un mundo húmedo de inmensos valles tropicales y calor. El contraste según vas descendiendo es impresionante y la perspectiva del estrecho y sinuoso Camino de la Muerte por donde tendría que bajar es una auténtica maravilla.

 Por un momento imaginé cuando en este lugar, tan virgen como ahora, no había carretera. Son las puertas del Amazonas, el verdor y el poderoso silencio embriaga. El paisaje es verdaderamente potente. Entre estos inmensos valles, con mi bicicleta me siento infinitesimal, pero me dejo llevar por la gravedad y sigo descendiendo disfrutando de la paz, de la brisa en mi cara y de los paisajes. Cruzamos ríos y en ocasiones nos mojamos pedaleando por debajo de altísimos saltos de agua. El calado en las ropas sienta de maravilla; …por poco no abro la boca y bebo de ese agua. El camino entre piedras y tierra mojada va pasando y voy dejando atrás los helechos mas grandes que he visto nunca. Me concentro en el circuito que van trazando las ruedas de mi bici y mis brazos están tensos capitaneando la dirección, los acantilados me roban la vista y me llaman para asomarme y alcanzar el inmenso, … quien dijo miedo?

 Disfruté tanto de los 64km que la experiencia fue pura ligereza. Mi impulso era calmoso y ello me llevó a tener la suerte de hacer parte del recorrido en solitario, permitiéndome sosiego y quietud mental (en momentos así, pese a lo mucho que nos gusta conversar a las mujeres, no se puede hablar).

Para quien viaje a Bolivia, o para los que vivan en Bolivia, recorrer Los Yungas en bicicleta es una experiencia sobreacogedora. A menudo el miedo detiene, pero con cabeza y confianza, se puede sobrevivir al Camino de la Muerte!

– tengerenge

2 Comment on “Recorrer el Camino de la Muerte en bicicleta. Quien dijo miedo? Los Yungas. Bolivia

  • Gustavo Garaicochea

    julio 10, 2016 a las 7:01 pm

    Viajo en Setiembre para hacer la excursion, deseo comunicarme para obtener alguna info adicional

    • Son

      julio 11, 2016 a las 4:02 am

      Hola Gustavo, puedes escribirme a través del apartado «contacta» en la web!
      gracias

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