San Cristóbal de las Casas es una de las principales ciudades mestizas de los Altos desde la época colonial, es el lugar donde se concentra el poder político y las actividades comerciales más significativas de Chiapas y es desde donde se ejerce el control de la producción y la intermediación laboral de los mestizos con los dueños de las grandes fincas cafetaleras, para surtir de mano de obra indígena. Esta ciudad fue fundada en 1528 por Diego de Mazariegos y está declarada Patrimonio de la Humanidad; bien se lo merece.

La llegada es impresionante si el trayecto ha sido desde Palenque vía Ocosingo. Después de todo lo visto en el camino sorprende encontrar una ciudad tan vibrante y majestuosa. En cierta manera me recordó a una ciudad andina. Ésta se encuentra a 2.300m de altura y contrasta enormemente el clima tropical selvático y húmedo de Palenque con la bajada de temperatura según se va ascendiendo, así como también el intercambio de palmeras por pinos de alta montaña.

Las calles adoquinadas de San Cristobal de las Casas con las fachadas de las casas pintadas de colores a ambos lados son fascinantes. También las vistas de las montañas a lo lejos, la belleza del templo de Santo Domingo y de la catedral, cuya plaza se llena por las tardes de artesanos indígenas con sus productos para vender. Es bonito contemplar todos los contrastes que ofrece este lugar, el marco de arquitectura española conviviendo con los lugareños mayormente indigenas entre otros.

Vale la pena visitar el Museo textil Maya y el Museo de medicina Maya, también el Museo del Jade y del Ambar aunque son exposiciones muy sencillas. A 30m se encuentra San Juan Chamula, una visita obligada en la que en el interior de su templo, una iglesia católica construida en 1540, mezclan ritos prehispánicos con «católicos», practicando así el sincretismo. Uno se queda boquiabierto con lo que ve, pero está rotundamente prohibido fotografiar nada de lo que sucede en el interior del templo, como tampoco se puede fotografiar a las mujeres indígenas, dado que según ellas, se les roba el alma. Los planos abiertos si se permiten fuera del templo, peor con mucha cautela. También se encuentra muy cerca Zinacatán, un lugar de artesanías textiles donde se puede observar la forma en que manualmente fabrican ropa con telares de cintura, una forma de tejer que data desde tiempos precolombinos. En Ametanango del Valle se puede visitar una comunidad alfarera y el Cañón del Sumidero está relativamente cerca con sus impactantes perspectivas si se remonta el río en lancha hasta la parte más estrecha.

* Recomiendo los siguientes hoteles para hospedarse: Hotel La sombra del agua, Hotel Bo, Hotel Nuik, Hotel Lum.

– tengerenge