Me resulta difícil escoger entre las mejores poblaciones de la Provenza…, cada una de ellas es especial por si sola, con sus particularidades y en cualquier época del año. Es ahora, en primavera, cuando los campos de lavanda, los chopos altísimos y los cerezos cargados de cerezas reciben la misma consideración que los porticones azul añil de las casa de piedra. Y las hortensias en las entradas, recuerdan lo importante que es honrar tu casa con flores…

Desde lo alto de Ménerbes las vistas son preciosas desde cualquier ángulo. La iglesia de San Lucas del s. XIV resiste tranquila muy cerca del cementerio y se mantiene feliz por la calma de este pueblo; me quedé sentada delante de ella muchísimo rato sin poder dejar de mirarla, muy especial… Pero como en todos sitios el contraste entre lo antiguo y lo contemporáneo a menudo se dan la cara…, así, en la rue de la Fontaine aguarda La Vie esta Belle un chic bazaar donde sus muebles antiguos son lo más moderno del futuro, donde todos ellos se llevan bien con el estilo de vida del s.XXI. Tiene gracia cómo todo se reinterpreta, con gusto.

chic bazaar

 

De camino a Apt, nunca puedo pasar de largo sin dejar de visitar el fastuoso y romántico palacete de Edith Mézard en la pequeñísima localidad de Lumières (…ésta es la verdadera Provenza secreta….),donde la tradición perdura. En Chateau de l’Ange todo es bonito, delicado, y escogido. Las fragancias en las velas, los linos bordados recorriendo la mejor paleta de grises claros y los vestidos de hilo son un primor (no quiero imaginarme cómo debe ser esta tienda en Navidad! En una ocasión hasta compré una pequeña bolsa de lino verde con un conejito bordado, que todavía hoy sirve para recoger los huevos de chocolate en Pascua; cada año, es un gusto utilizarla.

Edith Mézard

Chateau d'Ange

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En Lourmarin me encontré con una mujer japonesa, Motoko; ella me contó su bonita historia en la que hace un tiempo atrás, tras un viaje por Francia, cayó en puro amor con la Provenza. Se estableció, se casó y hoy tiene La Colline, una pequeña tienda en la rue Henri de Savornin 6. Su bazaar pudiera parecer que está excavado en una roca y tras su pequeñita entrada tiene expuestos las colchas, sábanas y manteles de lino lavado más bonitos que he visto en años. El descubrimiento no sólo vale la pena por la calidad del tejido, que es suprema, si no por la recopilación de colores maravillosos entre los que se puede escoger. Me fue difícil…

Jouvaud

linos lavados

Parece que l’Isle-sur-la-Sorgue solo respira para brocanters y anticuarios, pero en cierta manera también es un pueblo cambiante. Esta vez Jouvaud es uno de los protagonistas estrenando espectacular tienda en la avenue Quatre Otages núm. 5. El mueble central de mármol donde exponen los dulces es diferente al de todas las pastelerías del mundo y entre los productos que venden, no sólo pasteles si no atrevidas modernas cosas para dar toques frescos a la casa, es difícil escoger. Su tradición desde 1947 les posiciona entre las mejores, teniendo ya locales en Carpentras, Avignon y Tokyo. Aquí he visto los pasteles más bonitos de mi vida…

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Tristemente algunas de las calles de Saint-Rémy han dejado su tradición para da lugar a nuevos comercios impersonales atrayendo a turistas poco exigentes, si embargo, me gusta pasear por él y descubrir. Esta vez resaltó la pequeña tienda de Joel Durand, un mâitre chocolatier en el número 3 de Bd Victor Hugo y con tiendas también en Paris y Tokyo. Sus creaciones son más que sorprendentes, él es un verdadero artista del arte del gusto.

La Provenza siempre brilla en primavera. Nunca me detienen los trayectos en coche que separan sus pequeñas localidades; lo que busco es volver a todas ellas y seguir disfrutando del paisaje con las ventanas bajadas oliendo a naturaleza. Esta vez me quedo con el esplendor de los cerezos!

cerezos en La Provenza– tengerenge

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