A Sucre la llaman la ciudad blanca; lo cierto es que en sus construcciones predomina dicho color. Pero sobretodo pude darme cuenta de ello con la perspectiva que obtuve desde la azotea del convento de San Felipe Neri, …visitar la ciudad acompañada de allegados oriundos siempre repercute en poder acceder a lugares recónditos.
Es agradable pasear por sus calles blancas y reparar en cómo repercute el clima en esta ciudad. Sucre es la capital, y ello se respira en sus plazas, en sus monumentos y en la vestimenta de sus paisanos. Las polleras de las cholitas son algo más cortas por la mayor temperatura que hay aquí (y qué decir en Santa Cruz, donde dicen todavía son más cortas!).
Durante nuestros días, una familia encantadora nos invitó a su casa a tomar el te. En un precioso patio nos sirvieron las mejores delicias bolivianas…, pukakapas, cuñapés, humintas, empanadas de pollo y mucho más! Fue todo un acontecimiento! ello lo puedo expandir a todo aquel que desee la experiencia pues dicho patio está abierto al público y se accede a través de una gran puerta de madera desde la calle, una gran entrada que puede pasar desapercibida para quien no lo conoce ( Negro Cafe, Calle Dalence, 95. Sucre ).
Nuestro trayecto a Potosí nos hizo madrugar, pero valió la pena. Durante muchos años fue «París y Potosí», de ahí nuestra expresión castiza «vales más que un Potosí»! … el esplendor de esta ciudad la convirtió en una ruta muy importante durante largos años. Según cuentan, cuando llegaron los españoles las vetas de plata en las montañas proyectaban tantos destellos que te obligaba a apartar la mirada! Todavía hoy, tantos años más tarde, de las minas se sigue extrayendo plata. Nos lanzamos a la aventura para dar fe!
Botas, trajes y linternas en la cabeza! 1,2,3… entramos en una mina! Encontramos techos bajos, humedad, oscuridad, agua, muy poca seguridad y gente saliendo con sacos de plata. El submundo no está hecho para mi, así que no me adentro demasiado.
Casualmente en uno de los vuelos por el interior del país me senté al lado de un chico americano residente en Bolivia dedicado a la seguridad de las minas, y tras contarle nuestra experiencia, sólo me respondió «insane«…; la realidad es que las montañas están tan agujereadas por las extracciones de plata que se pueden comparar con un queso gruyère. Por este motivo a menudo se derrumban causando evitables muertes. Una vez más la codicia del ser humano arrasa con la riqueza de la naturaleza, …hasta cuando?
– tengerenge