Vacaciones en Château St Pierre de Serjac y sus viñedos. Languedoc, Francia.
Bicicletas para pasear entre viñedos, o descubrir localidades vecinas con sus mercados, calles y alegres rosales Pierre de Ronsard, tal vez un chapuzón en playas cercanas o un partido de tennis. Éstas son algunas de las opciones durante unas vacaciones en Château St Pierre de Serjac, un hotel poco covencional en Languedoc-Roussillon rehabilitado en 1886 y construido sobre ochenta hermosas hectáreas elevadas con ininterrumpidas vistas sobre viñedos, olivares y bosques.
La tradición vinícola se mantiene viva, teniendo en cuenta que originariamente este castillo perteneció a un hombre que producía vino. Rodeando el castillo estaban las casas donde vivían las familias que trabajaban para él recolectando la vid y produciendo el vino, hogares que hoy se han rehabilitado para alojar a aquellas familias que deseen venir a pasar unas vacaciones con la independencia de tener su propia casa y con los beneficios de poder gozar de todas las comodidades del hotel, con el castillo como estructura central donde se encuentra el restaurante, el bar y ocho habitaciones dobles.
Este lugar ideal para familias, albergando hasta treinta y seis bonitas casas para alquilar. Algunas con piscina, otras con varias habitaciones en su interior, chimenea, cocina y siempre preciosas vistas. Igualmente, una gran piscina común está disponible para todos los huéspedes con una generosa terraza donde hay siempre vida durante el transcurso del día y donde se sirven comidas, cenas o cocktails.
El spa se encuentra frente a los viñedos, en una estructura exterior por el lado donde sale el sol. Desde su piscina interior, o desde cualquier habitación para tratamientos, hay acceso al exterior para descansar frente a las vistas en alguna de las tumbonas dobles que salpican el paisaje.
Hoy se conservan las escrituras originales del castillo y del comercio con su vino, así como sus enormes antiguas barricas donde maduraba el vino en una espaciosa bodega disponible para eventos o celebraciones.
Muy cerca aguarda Montpellier para los que deseen comprar y pasear entre sus calles, o las montañas de Languedoc para los que prefieran las caminatas entre paisajes con lagos y bonitos bosques. En Saint Chinian se encontrará su tradicional mercado cada jueves y domingo por la mañana y en Pézenas están los anticuarios, la costumbre de pintar preciosas puertas de madera en todas las casas y la tradición de comer ostras.