Tulum y toda la costa que desciende hasta Belice tiene el grave problema del Sargazo, una invasión masiva de algas de color marrón que llega del océano y que se detiene en la orilla de las playas. Éstas llegan a ocupar hasta los primeros quince metros desde la orilla lo cual hace imposible meterse en el agua y estropea tremendamente el mítico paisaje de aguas turquesas. Éste es uno de los motivos por el que la mayoría de gente decida intercambiar los baños en las playas por los cenotes, o por que se decida escoger lugares libres de esta alga invasora, tal como la isla de Holbox resguardada en el golfo de Méjico o la cara norte de otras islas del Caribe.

Otra opción es tomar una barca para ir a nadar a los arrecifes, saltándose así el primer tramo de Sargazo. Hacer snorkel en el arrecife de Puerto Morelos es altamente recomendable. Es un arrecife sano y bien preservado y el bote apenas tarda diez minutos en llegar. Éste cuenta con muchísima vida, toda clase de corales e infinitos peces tropicales de extravagantes formas y colores.

Entre los cenotes hay unos más concurridos que otros. Normalmente los que están señalizados desde la carretera principal de Quintana Roo son los que reciben más afluencia, cuya mayoría ya visité en otro viaje anterior, sin embargo en esta ocasión rebusqué para encontrar alguno más aislado y fue pasado el Cenote Dos Ojos unos 3km donde a mano izquierda donde se encuentra Tak Be Ha, un cenote cubierto, regentado por su comunidad maya.

Tulum pueblo cuenta con una mezcla de comercios y restaurantes tanto de locales que venden sus artesanías como de empresarios expatriados que abren negocios siguiendo tendencias internacionales. La mezcla es variopinta y divertida y el ambiente tropical lo completa. La larga carretera de Tulum playa es un palmeral frente al mar cuya vegetación tropical va separando entre si cada uno de los singulares hoteles que la componen, mayormente de mediano y pequeño tamaño, a cuál más bonito. Muchos son de tendencia sostenible y respetuosa con el medio ambiente y cuentan con sus restaurantes frente al mar y bicicletas para poder recorrer la carretera de un extremo a otro. Recomiendo en concreto el hotel Be Tulum para alojarse y el restaurante Hardwood para cenar.

Desde Tulum se pueden visitar las ruinas de Cobá o las de Chichén Itzá algo más alejadas, también la ciudad de Valladolid durante el trayecto.

A pesar del Sargazo, en la playa Xcacel-Xcaelito reserva del ecosistema, tienen un programa de control de desove de tortugas interesante para ir a ver sobretodo si la visita es de abril a octubre. Se puede aprender al respecto incluso acudir por la noche a ver cómo las enormes tortugas suben a la playa para esconder sus huevos bajo la luna.

Carretera abajo se encuentra Mahahual, un pueblo de pescadores tradicional donde poder hacer snorkel en su arrecife, aunque lamentablemente igual de devastado por el Sargazo convirtiendo sus diez primeros metros de orilla en un mar marrón por el que luchan retirar las algas (algo que no afecta al arrecife). También ofrece una interesante excursión por mar a Banco Chinchorro (barrera coralina-parque natural)), o una aventura por tierra y por cuenta propia a Punta Herrero, donde no es fácil llegar pero si estimulante la recompensa (sería la continuación de Punta Allen si trazáramos una línea por mar pero con la diferencia que se accede desde Mahahual en vez de desde Tulum). Punta Herrero es una pequeñísima y tranquila villa de pescadores que captura langostas bajo el método tradicional y que respeta las vedas de pesca para preservar su zona. Ello lo convierte en un santuario de vida marina, no sólo en el arrecife donde buceamos si no en el pecio que tienen a poca distancia de la playa, el cual se llena de enormes peces tropicales sobretodo al atardecer. Uno de sus pescadores nos llevó con su barca a bucear y a ver delfines, incluso a ver cocodrilos y estrellas de mar en el otro lado de la península. En el arrecife había tanta exuberancia de peces y corales que se nos hacía imposible salir del agua. Al llegar nos prepararon langosta a la brasa y enseguida regresamos para llegar a Mahahual antes del anochecer. Para llegar a Punta Herrero hay que desviarse a la izquierda 5km antes de llegar a Mahahual y emprender 30km de carreteras largas asfaltadas atravesando la selva hasta encararse al océano y encontrar un camino perpendicular de 50km de tierra entre la jungla y el mar. Todo forma parte de la reserva de la Biosfera de Sian Ka’an, y obviamente, es absolutamente inhóspito. El área está llena de fauna con suerte visible, desde jaguares, coatíes, tucanes, pumas, tapires, manatíes, tortugas, cocodrilos, serpientes a un sin fin de curiosas aves tropicales.

El arrecife de Xcalak, un poco más al sur de Mahahual, no es como los demás. No está igual de bien preservado y, a no ser que se bucee en lo que ellos llaman «la fosa», no vale la pena la visita.

Desde Mahahual tardamos una hora en llegar a la Laguna de Bacalar, una maravillosa laguna de agua dulce alargada y estrecha en el interior del estado a la que acuden celebridades espirituales de todo el mundo por la especial energía que concentra. Ha sido bautizada como «la laguna de los siete colores» por las diferentes tonalidades que adquiere en función de su profundidad.

*La última foto muestra las huellas de los trayectos de las tortugas que suben a la playa para enterrar sus huevos por la noche.

-tengerenge

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